El 29 de mayo de 1913 tuvo lugar en París el
estreno de la Consagración de la
primavera, suscitando una gran conmoción y agitación entre el público que
asistió a la primera representación del ballet. Cien años después de su
estreno, la partitura de Stravinsky continúa irradiando su energía, movimiento,
ritmo y color que la caracterizan. La Consagración
es, sin lugar a dudas, una de las mejores creaciones musicales de la primera
mitad del siglo XX.